Mujer, muchas veces las frases breves, los gestos de tu cara cuando estas molesta y los mensajes sutiles son los que tienen más impacto sobre la forma en que nuestros hijos se comportan, piensan y sienten sobre sí mismos y sobre el mundo que los rodea. Estos son ejemplos de algunas de esas frases que a veces se nos escapan y que por lo general es mejor no decir.

  1. “Lo prometo”.

La confianza es difícil de promover y fácil de destruir. Hacer una promesa es fácil, pero cumplirla es más difícil. En vez de usar la frase “lo prometo”, reemplázala con una frase más segura, como “lo voy a intentar”. No crees una situación en la que puedas llegar a perder la confianza del niño por haber prometido algo sin pensarlo.

  1. “Deja, yo lo haré”.

Es difícil ver a un niño esforzarse con un proyecto y es muy tentador ofrecerle nuestra ayuda. Pero darles una salida fácil no es lo mejor. No les robemos a nuestros hijos las lecciones valiosas de responsabilidad y de una ética de trabajo duro que se ganan con esfuerzo.

  1. “¡Eres tan inteligente!”

Es importante hacerles comentarios positivos y cumplidos, pero elogiar en exceso a nuestros hijos puede llegar a dañarlos. Cuida tus elogios. Elogiar en exceso a nuestros hijos por ser inteligentes, bellos o talentosos puede presionarlos a vivir a la altura de nuestras expectativas personales y les enseña que nosotros valoramos más los atributos innatos que la conducta positiva y la integridad moral. Cuando elogies, debes ser específico y genuino.

  1. “¿Por qué no puedes parecerte más a…?”

Decirles a nuestros hijos que se parezcan a cualquier otro que no sea ellos mismos hace más daño que bien. Cada niño es y debe ser percibido como un mundo único.

  1. “No llores” / “No duele” / “No hay ninguna razón para tener miedo”.

Debemos darles a nuestros hijos permiso para sentir y expresar dolor sin importar nuestra percepción u opinión. Decirles que no deben sentir de la forma en que se sienten invalida sus sentimientos y les enseña que no deben confiar en sus propias emociones. En cambio, tenemos que validar sus sentimientos y ayudarlos a navegar sus emociones de una forma constructiva.

  1. “Me haces enojar” / “Me entristeces”.

Los niños deben aprender a respetar los deseos de sus padres. Pero censurar conductas sólo por la forma en que nos hacen sentir y no con un sentido objetivo del bien o del mal les enseña a los niños que no debemos hacer cosas porque son inherentemente buenas o malas sino porque molestan a mamá o a papá.

  1. “No seas tan tímido / perezoso (u otro término negativo)”.

Los actos nunca deben definir o etiquetar a nuestros hijos. Eso sólo les da a los niños una autoimagen negativa y los desanima de intentar desarrollar su potencial.

  1. “Tu madre / padre es un…” / “¡Actúas igual que tu madre/padre!”

Dejemos a los niños fuera de nuestras discordias de pareja y no los utilicemos para expresar negatividad hacia nuestra pareja. Aprende cómo hablar con tu ser querido de forma directa. Por el bien de la salud familiar

  1. “¡Yo hago todo por ti!”

Tenemos muchas oportunidades para enseñarles a nuestros hijos la virtud de la gratitud, pero esta no es una de ellas. Decirles a nuestros hijos cuánto tuvimos que sacrificar por ellos puede despertarles resentimiento o vergüenza.

  1. “¡Me estás volviendo loca!”

A veces esto es lo que sentimos. Pero decirlo hiere a nuestros hijos y no logra nada positivo. Además, nadie puede volverte loca, excepto tú misma.